Buscar en este blog

domingo, diciembre 13, 2015

El barrio


Sentado frente a un papel en blanco, con la intención de llenarlo de contenido que otros pueden leer, debe ser frecuente asistir a un desfile de ideas, dudas y temores por los que uno se siente asaltado de forma distinta cada poco tiempo.  Si a ello se añade una cierta dosis de vergüenza –y espero que no se me tome como alarde- se puede entrar en tal proceso de arreglos, correcciones y cambios que, cruzados con la actualidad, hacen irreconocible el resultado, de manera que, lo que empezó queriendo ser una proclama, se queda en ramillete de propósitos (cualquiera sabe si despropósitos). De esta forma, mientras preparaba algo sobre el duro trabajo de estudiar, se ha interpuesto la cita electoral a la que estamos convocados en fechas casi coincidentes con la salida de este número.  

viernes, noviembre 13, 2015

Si tuviese buen señor.

 


Magníficamente explicado por el lojeño estudioso de la historia, Antonio Bautista, he tenido el privilegio de visitar con un grupo de amigos, la iglesia de S. Jerónimo de Granada, lugar en el que reposan, tras algún traslado y posibles expolios, los restos de D. Gonzalo Fernández de Córdoba, de cuyo fallecimiento en Loja se cumplirán 500 años el próximo 2 de diciembre.

Sin pretender entrar en un relato que correspondería a los historiadores, conviene recordar que participó de forma activa en las tomas de Álora, Setenil, Antequera, Loja, Huétor-Tájar, Íllora, Montefrío…y por supuesto, Granada. O sea, el final de la reconquista como aprendizaje que le sirve para, años después, poner media Italia bajo el mando de su rey, ganando batallas imposibles en inferioridad de fuerzas pero con una inteligencia y sentido táctico desconocidos hasta entonces. Por algo su teoría militar ha sido modelo estratégico imitado hasta la llegada de las armas automáticas.  El apelativo de “Gran Capitán” se lo ganó dando ejemplo de valor, lealtad y respeto a sus soldados, mereciendo por ello todos los reconocimientos imaginables, incluso los de sus enemigos y adquiriendo una autoridad que sometió siempre al  servicio de Fernando el Católico. 

martes, octubre 13, 2015

Ni yo tampoco entiendo

 


Desde hace tiempo llevo en la memoria el poema de Rafael Ballesteros “Ni yo tampoco entiendo…”, del que copio este título, de manera que, cada vez que me encuentro con algo que no encaja en la dosis de lógica que me toca - lo que ocurre con frecuencia y parece que la cosa va en aumento- recurro a esos versos como un desahogo que, si no me ayuda a entender, alivia al menos la contrariedad y las ganas de arreglar lo que tiene mal arreglo. Podría haber titulado esta columna con la expresión parecida “tan poco entiendo” y hubiera servido lo mismo.