Buscar en este blog

domingo, junio 09, 2019

Yo confieso

Aunque me cueste, debo confesar mi culpabilidad en la muerte de Verónica. Ya conocen el caso de esta madre de 32 años, trabajadora en una empresa que monta camiones, a la que la vida se le ha hecho insufrible tras la difusión entre la mayoría de sus 2.500 compañeros de trabajo, de un vídeo de contenido sexual que ella misma se había grabado cinco años antes, cuando pensaba ingenuamente que era dueña de administrar su imagen. Nadie podía prever que las miradas inquisitivas, los cuchicheos o el ejercicio libertario de compartir un contenido, iban a tener esa consecuencia; así que, en previsión de que la responsabilidad se diluya en un nadie impersonal, voy a proclamar mi derecho a ejercer de acusado. Cada cual piense lo que quiera a la hora de ponerse a solas delante del espejo.