Buscar en este blog

jueves, febrero 13, 2020

Si fuera juez

 


Por convencimiento y también por razones profesionales, siempre he proclamado que cualquier persona puede llegar hasta donde se proponga, si compromete voluntad y trabajo en ello. Aún mantengo este principio, pero con alguna matización que aplico para mí, en primer lugar porque cada uno debiera conocerse mejor que nadie y luego, porque me ahorro el atrevimiento de opinar sobre otro. El caso es que yo no podría ser juez por falta de objetividad pero sobre todo, por estar dispuesto a reconocerlo.

No podría dormir, ni siquiera excusando la versión frívola que la actualidad ha dado a esta  expresión, lo cual no me impide caer, como humano, en la abundante debilidad de creerme capacitado para arreglar cualquier entuerto de forma pronta y eficaz. Probable residuo de la mínima parte de herencia quijotesca que me corresponde.