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miércoles, febrero 13, 2019

Hilario, Hilario...!

Es fácil que los escolares del Caminillo de hace quince y más años, algunos de los que hoy esperan la salida de sus hijos en el cole, no recuerden al orientador que en vano intentó convencer a sus madres de que no eran hiperactivos, palabreja que proliferaba de forma novedosa por los medios de comunicación para etiquetar, en versión clínica, mucha de la inquietud que tenemos de forma natural cuando hay pocos años y mucha energía. Con ayuda de anécdotas sobre todo, recordarán a las maestras y maestros que les enseñaron algunas de las cosas que saben, sin importarles la programación por competencias que soportaban o las leyes y normas educativas con las que debían lidiar, pero es difícil que se hayan olvidado de Hilario. Poco importa el hecho de que su verdadero nombre sea otro, usado sólo a efectos oficiales, porque en las historias personales de las mujeres y hombres a que me refiero, está reconocido con denominación propia.