Buscar en este blog

sábado, mayo 13, 2017

La que arde y la que cae

Normalmente, no escribo por encargo. Tampoco necesito hacerlo considerando que apenas pretendo el desahogo momentáneo que reconozco como opinión y que seguiré haciendo mientras me encuentre con ganas y haya quien preste su atención o me indique, de forma más o menos razonada, la conveniencia de dejarlo. Aparte, imagino que escribir a petición ajena requiere un mínimo de calidad y aceptación que, en este caso, está por demostrar. Por ahí debí empezar.