Buscar en este blog

viernes, agosto 11, 2017

Te quiero gorda

Perdona la franqueza, pero advierte que no antecede coma al adjetivo, lo que aleja el sentido peyorativo de éste para otorgarle algo de posibilidad y hasta deseo, de forma que quizá puedas sentirte algo molesta, pero nunca insultada. Podría sentirme igual si me calificas de flaco y seguramente con los mismos méritos y el mismo fastidio porque, aunque estas cosas rara vez se confiesan, a casi todos nos gustaría tener el cuerpo de un atleta, un mentón de tipo duro de película y los brazos de algunos camareros. Todo eso, por no hablar de la cara, el pelo o los ojos de ese famosillo cuyo nombre mejor omito para no dar pistas sobre carencias y frustraciones. Comprendo tu estado de fastidio cuando te sientes observada de reojo en la tienda mientras buscas la talla imposible ante la mirada cruel de quien debería atenderte en lugar de negar malévola con una sonrisa condescendiente que huele a falsa desde lejos.